Las flores de la belleza nos traen la representación estética de lo divino. La belleza como trascendental de Dios. Igual que la verdad y la bondad, pertenece a los atributos de Dios. La belleza no como una mera expresión cosmética y superficial sino la que se instala en nuestra corporeidad como manifestación de un verdadero trascendental, que deviene del verdadero amor.
Número 8: Molle
La belleza artística es participativa y genera comunión. El arte en todas sus disciplinas nos abre más el horizonte de la belleza humana. La obra de arte en cualquiera de sus formas nos ayuda, es un soporte dilatando nuestra capacidad de percepción. Comprendiendo el poder de la creación manifestado en la plenitud del universo, podemos admirar el poder que esa fuerza superior nos ha concedido a cada uno de nosotros. El arte es el mejor espejo de la naturaleza humana, tiene un discurso que es superior a cualquier forma de manifestación. Abrir, expandir esta mirada hacia la belleza, nos hace crecer como personas.
Es una flor para mirarnos, contemplar NUESTRA NATURALEZA y atravesar barreras para el encuentro.
Número 9: Flor de Nacar
La belleza es la percepción de algo superior, es un acontecimiento que irrumpe existencialmente en la vida de una persona, como encuentro de dos que coinciden cara a cara en el reconocimiento mutuo: por un lado el sujeto que contempla y por otro el objeto que aparece frente a él. Sólo cuando entendemos la belleza como algo propio de lo divino, podemos abrirnos a un proceso creativo. Al recorrer caminos de búsqueda estética, tanto en la vida como en el arte, podemos quedarnos sin fuerza para fluir, sin inspiración, sin creatividad.
Es una flor para abrir el canal de la CREATIVIDAD.
Número 10: Chañar Brea
Soy un hombre gigante y vacío al mismo tiempo. Algunas partes de mi cuerpo me hacen fuerte y yo me lo creo. Mis brazos, mi pecho, mis genitales son fuertes, me hacen avanzar; y yo me lo creo. No soy tan grande como debería ser, le quedo chico a una mujer. Algunas partes de mi cuerpo me hacen débil, la fortaleza de mi masa muscular me completaría como hombre. El tamaño de mis genitales me haría más hombre. El tamaño que veo, lo real, lo que es mentira; el acento y la importancia que le pongo a cada cosa. A veces soy tan fuerte, tan maravillosamente grande y tengo tan grande mis genitales que nadie lo merece. Entonces, me quedo solo, en casa.
Es una flor para DESCUBRIRME hombre.
Número 11: Cactus de la Belleza: Opuntia
Nos acompaña en un proceso de mover estructuras que nos mantienen “cerrados” a ver otra realidad que no sea la nuestra. Nos ayuda a decir “si” y a dejar de negar lo que afuera lastima de nosotros a los demás o a nosotros mismos. Dejamos de negar lo que nos enferma. Calienta el corazón congelado. Acompaña el proceso de un viaje interior de reconocimiento.
Amargura. Rigidez en alguna postura que hace daño y también nos lastima a nosotros. Resentimiento. Desconfianza. Falta de dialogo. Desprecio.
Es una flor para decir si.
Es una flor que nos trae CONFIANZA en el corazón.
Número 12: Clarinella
Soy una mujer desmedida. Mi tamaño físico, mi altura, mi robustez se interpone entre nosotros. Siempre que me miro me veo inmensa. Nadie me desea, nadie puede desearme. Soy gigante. No puedo tomar nada de afuera, me intoxica, mi cuerpo se llena, se rellena. A la vez quiero devorarlo todo, tomarlo todo. Mi espejo se agranda y se achica según lo que estoy mirando. Creo mirar con la mirada de los otros y soy yo, siempre soy yo que me deformo con mi propia mirada. Tengo miedo que me vean, que me descubran. Si alguien me mira me descarta, me tira a la basura.
Es una flor para DESCUBRIRME mujer.
Número 13: Piquillin
Juzgo la falta de belleza en lo demás como una distancia infranqueable. Mi mirada sobre lo que considero bello o feo califica al otro y me separa. Sentir en el pecho una falsa sensación de seguridad que me da no sentirme feo, una estructura de sostén sin bases, sin fundamento. Esa distancia que establezco me preserva del otro, del encuentro. Cuando nadie me gusta me aseguro que nadie llega a mí, a mi intimidad. Esta distancia es la posibilidad de mantenerme fuera del alcance. El otro es un peligro para mí. Distancia amorosa y sexual con los demás.
Una flor para verme TAL CUAL SOY.
Número 14: Shinqui
Soy feo-soy fea. La mirada de todos desde la niñez golpeando en mi cabeza y en mi corazón. No hace falta ser un fenómeno contrario a los códigos culturales de la belleza física para poder afirmar con dolor: soy fea-soy feo. La risa, la comparación, la burla. Sentirse “feo” en el estricto sentido cultural nos deja fuera de juego. Muchas veces nos armamos de recursos que casi nos ordena y nos re ubica en el camino, pero siempre hay algo, en la intimidad de mi corazón que me deja afuera.
Es una flor para entender la BELLEZA en mi.