La bruma etérica del cuerpo físico toma la energía del arraigo y de la concreción material. En el chakra 3 se acumula un mar de sangre embravecida que baja con la desmesura de un tsunami, hacia los vórtices del chakra 2 y chakra 1, donde se tejen las hebras más calientes de nuestra corporalidad. Este es el lugar de la sexualidad y de la voluntad; un impulso que llega de las tripas y se desarrolla al grado pleno, para poder tomar la tierra. Es el momento de pujar, el trabajo de parición y de nacer. Las flores y las hierbas se hacen carne, construyendo estructuras fundamentales para la supervivencia y su desarrollo exponencial hasta llegar a la más sólida realización. Esta es la zona roja, el magma que es líquido de piedra, para luego ser columna vertebral que nos sostiene.