El amor es un misterio. Comprenderlo o entender cómo debe ser. Si es química o una ilusión. Si nos completa o es solo un regalo. Esta es la tarea más compleja de discernimiento para una respuesta real.

El amor es el motor de la vida, de las relaciones humanas y el sentir de los sentidos. Es algo innato y necesario, un vínculo que se establece con un otro y que se puede expresar de muchas maneras. Esta forma de vincularnos determina cómo vemos al mundo, a las personas y a la vida.

El amor es como un río que nos transforma todo el tiempo, nunca sabemos cómo y cuándo surge en nuestra vida, provocando reacciones químicas, estados emocionales y cambios físicos. 

Cuando miramos el amor en nuestra infancia ponemos el foco en el apego o en la carencia. El apego como el vínculo primario por naturaleza que establecemos con el otro, se manifiesta necesariamente en nuestros padres. No obstante, al ser una función de supervivencia, no siempre está ligado exclusivamente a los progenitores; se trata de cuidar, abrigar, alimentar, contener, acunar, hablar, acariciar. Del exceso, equilibrio o carencia de esta dinámica funcional devienen las maneras y los recursos con los que abordamos los actos y la intención de vivir el amor en un proyecto de pareja. 

En los intentos del amor solemos buscar parejas que se parecen a alguno de nuestros padres, por apego o para llenar vacíos. Una imagen equívoca del amor, que lo pone en un lugar de simbiosis incondicional o reclamo permanente y desmedido. Si pensamos en la idea de un amor verdadero, necesitamos sentir como elemento fundamental la intimidad: un sentimiento de cercanía y comunión, de una conexión que lo diferencia de otras relaciones personales. Con la misma intensidad debemos sentir la pasión, como una energía inagotable y una fuerza que nos empuja irracionalmente hacia esa persona. Por último, el sello que amalgama esta construcción es el compromiso para preservar el vínculo y el deseo de perseverancia a largo plazo.

Las Flores saben del amor, no son otra cosa más que amor. En este preparado hay también un misterio. Alguno de nosotros puede sentir que el amor es un faltante y puede creer que un aparato se pone en movimiento desde el disparo de vida de nuestra concepción hasta la energía masculina y la energía femenina que nos pertenecen. Mas hay otros tantos misterios que mueven aceitados engranajes para la realización del amor.