Todas las mitologías y religiones tienen plantas y flores que han representado objetos sagrados o símbolos de santidad, siendo ofrecidas en ritos y formando parte de las celebraciones de invocación donde buscaban protección física o espiritual.
Los tres pueblos originarios que habitaron la región del Cerro Uritorco en las sierras cordobesas supieron tomar de esta tierra la riqueza nutricia, estética y espiritual de sus dones. Ellos habitaron este lugar considerándolo un centro de convocatoria mítico-religiosa donde desarrollaban ritos mágicos y sagrados que respondían a códigos calendáricos periódicos, utilizando morteros tallados en las piedras, representando en sus bases el cosmos con sus diferentes campos de fuerza.
En el cerro Uritorco y sus zonas de influencia fue descubierta la presencia de terrenos piezoeléctricos ricos en cuarzo y otros minerales capaces de acumular importantes cargas energéticas a causa del stress tectónico. Esto hace que emane una energía particular que provoca cambios a nivel físico, psíquico y espiritual. Esta energía es transferida a su flora y su fauna, como a todos los seres que habitamos este lugar.
Nuestras esencias florales llegan desde esta riqueza natural, cultural y espiritual. La clave fundacional de nuestro sistema de esencias florales es respecto a la acción terapéutica. Los seres vivos tienen campo electromagnético; dicho campo es un sistema de frecuencias de alta complejidad que, entre otras cosas, sostiene el correcto funcionamiento bioquímico así como el equilibrio biológico y psíquico. Cualquier conflicto en la interacción con el entorno familiar o social, desencadena implicancias que alteran el aspecto psicoemocional que, de no resolverse, puede tener consecuencias somáticas, de la misma manera que la incapacidad de asumir las alteraciones físicas puede extender el desequilibrio a un nivel psicoemocional.
Nuestras esencias y los productos derivados aportan “frecuencias armónicas” a las perdidas energéticas del campo electromagnético, estimulando la capacidad restauradora del propio sistema energético.
Las esencias florales del Uritorco tienen la capacidad vibracional de acompañar el proceso de restauración de los sectores de “alta frecuencia” que corresponden a la emocionalidad, lo que trae como consecuencia la armonización entre el mundo interno y el medio.